Evangelio de san Mateo 28, 16-20
DIOS MANDÓ A SU HIJO PARA SALVAR AL MUNDO
DIOS MANDÓ A SU HIJO PARA SALVAR AL MUNDO
El evangelio, hoy, nos recuerda el amor de Dios Padre. Un amor gratuito, generoso, un amor de misericordia, por el que nos mandó a su hijo Jesús para que todos nos salvemos.
Dios es amor que se contagia, pero a nosotros nos toca dejarnos contagiar, dejarnos amar incondicionalmente, Para ello debemos conocerlo y la mejor forma de conocerlo es acogerlo y experimentar-lo en nuestra vida.
A Dios no le gusta vivir en soledad, por eso vive en familia; de ahí la Trinidad. Porque en la familia somos amados, acogidos y aceptados con nuestros defectos y virtudes.
Fuente: El Taller de la Serenidad
El infinito amor de Dios se encuentra con el drama de nuestra liber-tad que a veces elige el mal, la oscuridad, aún a pesar de desear ardientemente estar en la luz. Pero precisamente, Cristo no ha veni-do para condenar sino para salvarnos. Viene a ser luz en un mundo entenebrecido por el pecado, quiere dar sentido a nuestro caminar.
Gracias, Señor, por darme la luz para saber tomar el camino que me lleve a la santidad. Ciertamente ese camino no es el más fácil, ni ante los ojos humanos el más bonito o agradable. Es más, hay un temor interno que no me deja abandonarme totalmente en tu provi-dencia, un espíritu controlador que no logro dominar fácilmente. Pero qué maravilla saber que Tú, a pesar de mis apegos, me sigues amando, perdonando, realmente quiero corresponder a tanto amor.
Que mi testimonio de vida, coherente con la Palabra de Dios, ilumine el camino de los demás.
Fuente: Catholic.net, Evangelio meditado.